miércoles, 8 de septiembre de 2010

MATERIALISMO DIALECTICO

MATERIALISMO DIALÉCTICO

Materialismo dialéctico es la corriente del materialismo filosófico de acuerdo a los planteamientos originales de Friedrich Engels y Karl Marx que posteriormente fueron enriquecidos por Vladimir I. Lenin y anteriormente sistematizados por miembros de la Academia de las Ciencias de la ex Unión Soviética[1] . Esta corriente filosófica define la materia como el sustrato de toda realidad objetiva (física) y subjetiva (el pensamiento) e interacción de la misma[1] , emancipa la primacía e independencia de la materia ante la conciencia y lo espiritual, declara la cognoscibilidad del mundo en virtud de su naturaleza material, y aplica la dialéctica –basada en las leyes dialécticas propuestas por Hegel– para interpretar el mundo. El materialismo dialéctico es uno de los tres componentes –la base filosófica– del comunismo marxista-leninista.[2] Denominado “Diamat”, el materialismo dialéctico fue también la filosofía oficial de la ex Unión Soviética[3] .

El materialismo dialéctico, como sistema filosófico, es el concepto(idea abstracta) e interpretación(actuar conforme a lo comprendido) del mundo, opuesto al idealismo filosófico representado(referido) por(a) la concepción(idea abstracta) de la religión y la primacía(superioridad) del espíritu (Dios)relacionado con la materia. Como tal, el materialismo dialéctico se apoya en los datos, resultados y avances de las ciencias y su espíritu se mantiene en correspondencia y vigencia con la tradicional orientación progresista del pensamiento racional científico[3] . Asimismo está opuesto a la corriente filosófica del agnosticismo al declarar la cognoscibilidad del mundo en virtud de su materialidad y de su existencia objetiva en el tiempo y en el espacio. Engels lo manifestó de esta manera: “Las formas fundamentales de todo ser son el espacio y el tiempo, y un ser concebido fuera del tiempo es tan absurdo como lo sería un ser concebido fuera del espacio”.[4]

Engels y Marx sintetizaron su materialismo dialéctico a partir de su demoledora crítica del materialismo mecánico de Ludwig Feuerbach y a la dialéctica idealista de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Al materialismo de Feuerbach lo consideraron como un materialismo influido por corrientes del pensamiento filosófico metafísico e idealista. Famosas son las 11 tesis sobre Feuerbach de Marx y Engels, en particular la undécima que reza así: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.[5] De la dialéctica hegeliana Engels dice que ésta se encontraba cabeza abajo con Hegel y que fue Marx quien la colocó sobre sus pies. Posteriormente, Engels describió las leyes de la dialéctica en su Anti-Duhring (obra polémica contra las teorías propugnadas por el anarquista alemán Karl Eugen Dühring).

Luego en el siglo XX en Rusia, Lenin contribuyó a las ideas materialistas dialécticas al desarrollar polémicas con sus adversarios, particularmente con filósofos (idealistas) positivistas como el austriaco Ernst Mach y los rusos Alexander M. Bogdanov y V. Bazarov (nombre real: Vladimir A. Rudnev), y, por sobre todo, su empiro-monismo. La principal razón de la disputa entre Lenin y estos filósofos era su afirmación de que el positivismo idealista estaba por encima del debate filosófico entre idealismo y materialismo. A estos, Lenin les afirmó lo siguiente: “Materialismo es reconocer los «objetos a sí mismos» o fuera de la mente; las ideas y las sensaciones son copias o imágenes de éstos objetos. La doctrina opuesta (idealismo) afirma que los objetos no existen «sin la mente»; los objetos son «combinaciones de sensaciones»”[6] .

La división entre materialismo dialéctico y materialismo histórico

El término “materialismo dialéctico” nunca fue usado por Marx o Engels ni definido sistemáticamente por ninguno de ellos. El término fue introducido por el revolucionario ruso del siglo XIX, Georgi Plejánov,[7] así como la clasificación de materialismo dialéctico y materialismo histórico. Según Plejanov en su obra La concepción monista de la historia, el materialismo dialéctico de Marx y Engels tuvo como preludio la contraposición del materialismo metafísico de los enciclopedistas (opuestos al idealismo metafísico heredado de la Edad Media) y el idealismo dialéctico de los filósofos alemanes. Marx y Engels tomaron como base a la crítica materialista de Feuerbach y los hegelianos de izquierda al idealismo dialéctico de Hegel. Los desarrollos posteriores, sobre todo a partir de las Tesis sobre Feuerbach de Marx, resultaron en una visión no-dualista del mundo que incorporaba una relación dialéctica entre materia y espíritu, siendo la actividad humana la base de esta interacción.

La introducción de los términos materialismo dialéctico y materialismo histórico se puede interpretar como un intento de sistematizar los fundamentos filosóficos presentados por Marx y Engels. Lenin asumió por establecida esta división debido a que Plejanov era considerado el “Padre del Marxismo” en la Rusia del siglo XIX. En esta división, el materialismo dialéctico fue definido más tarde por Stalin como la aplicación de las leyes dialécticas a la naturaleza y el materialismo histórico como la extensión de las mismas a la historia y la sociedad.[8] Sin embargo, otros autores consideran esto como un grueso error, pues consideran que es precisamente a la inversa: Marx desarrolló en sus trabajos la concepción materialista de la historia (La ideología alemana) como método de análisis, sin llegar a representarla nunca como un sistema. Fue Engels quien, posteriormente, intentó construir, partiendo de los métodos utilizados por su compañero en sus análisis históricos, una ontología marxista, ontología que quedó bautizada como Materialismo Dialéctico (y esto sin necesidad de identificar el materialismo dialéctico con la versión consagrada del Diamat como doctrina oficial de la difunta Unión Soviética)

Marx, Engels y la crítica de la religión

Artículo principal: Opio del pueblo

Esta es la famosa cita textual de K. Marx en relación a la religión:

“La base de la crítica irreligiosa es ésta: el hombre hace la religión; la religión no hace al hombre. En otras palabras, la religión es la autoconciencia y la autoidentidad del hombre en tanto que éste no se ha encontrado a sí mismo o se ha extraviado de nuevo. Pero el hombre no es un ser abstracto habitando fuera del mundo. El hombre es el mundo humano, el estado, la sociedad. Este estado, esta sociedad, producen la religión, la cual es una conciencia del mundo invertida porque estos son un mundo invertido. La religión es la teoría general de este mundo, su compendio enciclopédico, su lógica en versión popular, su punto espiritual de honor, su entusiasmo, su sanción moral, su solemne complemento, su base general de consolación y justificación. Es la realización fantástica del ser humano en tanto que éste no posee realidad verdadera alguna. La lucha contra la religión es, por lo tanto, indirectamente una lucha contra ese mundo de cuyo aroma espiritual es la religión.

La miseria religiosa es a un tiempo expresión de la miseria real y protesta contra la miseria real. La religión es una queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, y el alma de unas condiciones desalmadas. Es el opio del pueblo.

La abolición de la religión como la felicidad ilusoria de los hombres es una demanda para su felicidad real. El llamado a abandonar sus ilusiones acerca de su condición es un llamado a abandonar una condición que requiere de ilusiones. La crítica de la religión es, por lo tanto, la crítica embrionaria de este valle de lágrimas del cual la religión es el halo”.[9]

Por su parte, F. Engels dijo de la religión lo siguiente:

“Toda religión, sin embargo, es nada más que un reflejo fantástico en las mentes de los hombres de esas fuerzas externas que controlan su vida diaria, un reflejo en el que las fuerzas terrestres asumen la forma de fuerzas sobrenaturales”.[10]

Las dos cuestiones básicas de la filosofía

El pilar filosófico fundamental del materialismo dialéctico es lo que define como “la cuestión básica en filosofía” que se refiere a la relación entre el mundo material (la realidad) y su independencia con respecto al ser (la conciencia), lo espiritual. Se establece la relación materia-sobre-conciencia en la que la materia es primaria y la conciencia es producto del desarrollo ulterior de la materia.

La cuestión básica en filosofía tiene dos aspectos fundamentales. La primera es la cuestión de la esencia, de la naturaleza del mundo. El segundo aspecto es la cuestión de la cognoscibilidad del mismo. “El desarrollo de las ciencias destruye definitivamente la creencia idealista de que el mundo esté basado en lo supernatural, en lo espiritual”.[11] De esta manera, el materialismo dialéctico está necesariamente vinculado y es inseparable del ateísmo científico: “puesto que solamente lo que es material es perceptible, conocible, nada es conocido de la existencia de Dios”[12] .

En La Sagrada Familia o Crítica de la Crítica Crítica, del cual la anterior cita es tomada, Marx y Engels demuestran que el ateísmo es representativo de las clases progresistas –en particular de la clase burguesa del siglo XVIII– que debieron luchar contra las concepciones feudales y religiosas reaccionarias[12] .

La segunda cuestión filosófica más importante para el materialismo dialéctico es si el mundo está en constante movimiento, cambio y desarrollo cualitativo y en una interconexión universal, o es un sistema estático y en moción cíclica sin contradicciones internas ni cambios cualitativos. Aquí entra la importancia de la dialéctica que es definida como “la ciencia de las leyes generales del movimiento y desarrollo de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento”.[13] La segunda cuestión filosófica lidia especialmente contra el método metafísico –no contra la llamada metafísica– que interpreta la realidad y los fenómenos del mundo como aislados los unos de los otros, además de asignarles la cualidad de ser inmutables.

El concepto filosófico de materia

La definición materialista dialéctica de lo que es materia fue expuesta por Lenin en su obra Materialismo y empirocriticismo de esta manera:

“Materia es una categoría filosófica que denota la realidad objetiva, la cual es dada al hombre a través de sus sensaciones, y la cual es copiada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones, mientras que existe independientemente de éstas”[6] .

Las categorías del materialismo dialéctico

  1. Esencia y fenómeno
  2. Causa y efecto
  3. Necesidad y casualidad
  4. Ley
  5. Contenido y forma
  6. Posibilidad y realidad
  7. Lo singular lo particular y lo individual
  8. Lo abstracto y lo concreto
  9. Lo histórico y lo lógico

Leyes de la dialéctica

En su Anti-Dühring, Engels expone que las tres leyes fundamentales de la dialéctica

Según Georges Politzer, las principales leyes de las dialéctica son: el cambio o movimiento continuo; la acción recíproca; la contradicción y la transformación de la calidad en cantidad.[14]

La teoría del conocimiento materialista dialéctica

Los fundamentos de la teoría del conocimiento materialista dialéctica fueron formulados por Lenin, los cuales se resumen en tres asunciones básicas:

  1. “Las cosas existen independientemente de nuestra conciencia, independientemente de nuestras sensaciones, fuera de nosotros (...)
  2. No hay definitivamente diferencia alguna en principio entre el fenómeno y la cosa-en-sí, y no puede existir tal diferencia. La única diferencia es entre lo que es conocido y lo que todavía es desconocido (...)
  3. En la teoría del conocimiento como en cualquier otra esfera de la ciencia, nosotros debemos pensar dialécticamente, eso es, no debemos considerar nuestro conocimiento como terminado, como inalterable, pero debemos determinar cómo el conocimiento emerge de la ignorancia, cómo el conocimiento incompleto e inexacto se torna completo y más exacto”.[6]

La lógica dialéctica

La Lógica Dialéctica fue concebida por Hegel en su obra Ciencia de la Lógica.[15] En vez de eliminar la contradicción, la convirtió en la clave de su sistema lógico.[16] Para Marx y Engels la filosofía hegeliana tenía un carácter revolucionario[17] , que fundaba la lógica dialéctica comológica del movimiento, de la evolución, del cambio[16] , pero requería ser reelaborada con el enfoque del materialismo, de manera que consideraron la dialéctica como "la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto del mundo exterior como del pensamiento humano" y así "la propia dialéctica del concepto se convertía simplemente en reflejo consciente del movimiento dialéctico del mundo real"[17] . Las bases de la lógica dialéctica del marxismo quedaron planteadas en el Anti-Dührin y en la Dialéctica de la Naturaleza de Engels. Su trabajo fue continuado entre otros por primera vez por V. I. Lenin en su obra Materialismo y empirocriticismo. El mismo Lenin en 1914, estudió detenidamente la lógica dialéctica y anotó cuestiones fundamentales sobre la misma, en los denominados Cuadernos Filosóficos[18] . Lenin definió cuatro demandas básicas para su construcción:

  1. Examen de todas las facetas del objeto;
  2. Examen del objeto en su “desarrollo y automovimiento” y en sus “múltiples relaciones” con las demás cosas, la unidad de los contrarios y además la transición[18] y la transformación de una cosa en otra;
  3. Una “definición” completa de un objeto debe incluir la experiencia humana entera. La lógica dialéctica sostiene que “la verdad es siempre concreta, nunca abstracta (...)”[6] , el “infinito proceso de descubrimiento de nuevos aspectos y relaciones”, de continua profundización del conocimiento[18] ;
  4. La Lógica Dialéctica no niega la significancia de la lógica formal en la estructuración del pensamiento.[19] [16]

Una diferencia entre la lógica formal y la lógica dialéctica es que esta última “revela los principios lógicos de la transición al nuevo conocimiento, estudia la formación y el desarrollo de teorías”[19] .

Trabajos sobre la lógica dialéctica marxista han sido realizados, entre otros, por Henri Lefebvre,[20] Mao Zedong,[21] George Novack[16] y Elí de Gortari.[22] El filósofo soviético Pavel V. Kopnin desarrolló esta disciplina, con su obra Lógica Dialéctica.[23] monica-mabel

EL GENESIS


GÉNESIS

Génesis (del griego Γένεσις, "nacimiento, creación, origen"; del hebreo בְּרֵאשִׁית, Bereshit, "en el principio") es el primer libro de la Torá ("La Ley" o Pentateuco) y también el primer libro del Tanaj, la biblia hebrea (conocida por los cristianos como el Antiguo Testamento).

Autor y fecha de composición

El libro del Génesis no menciona a ningún autor. La mayoría de estudiosos académicos están de acuerdo en que fue escrito por varios religiosos como por ejemplo en la epoca del cautiverio en Babilonia, y que tiene muchos autores (hipótesis documental o hipótesis JEDSR).

Durante la mayor parte del siglo, los estudios académicos sobre los orígenes del génesis estuvieron dominados por la hipótesis documental formulada por Julius Wellhausen a finales del siglo XIX. Esta hipótesis ve el Génesis como una compilación de fuentes inicialmente independientes: el texto J, llamado así por su uso del término YHWH (JHWH en alemán) como el nombre de Dios; el texto E, llamado así porque usa Elohim como el nombre de Dios; y el texto P, o fuente sacerdotal, debido a su preocupación por el sacerdocio de Aarón y los levitas. Estos textos fueron compuestos de forma independiente entre 950 aC y 500 aC y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor de 450 aC. Se han identificado varias fuentes adicionales que no se pueden atribuir a ninguno de los tres documentos originales, especialmente Génesis 14 (la batalla de Abraham y los "Reyes de Oriente"), y la "Bendición de Jacob". La tradición de la autoría de Moisés del Pentateúco entre los estudiosos medievales se mantuvo incuestionada hasta la hipótesis de Wellhausen. En la primera mitad del siglo XX, la ciencia de la arqueología bíblica, desarrollada por William F. Albright y sus seguidores, combinado con la aplicación de nuevos métodos de estudio como la crítica de fuentes y la historia de la tradición, desarrollada por Hermann Gunkel, Robert Alter y Martin Noth, parecen demostrar que las historias del Génesis están basadas en tradiciones orales del II milenio aC. Así, a mediados del siglo XX parecía que la arqueología y el mundo académico habían reconciliado la hipótesis de Wellhausen con una versión modificada de la autoría de Moisés.

Este consenso fue roto en los años 70 con la publicación de dos libros: "La historicidad de las narraciones patriarcales" (1974) de Thomas L. Thompson y "Abraham en la historia y la tradición" (1975) de John Van Seter. En ellos se señalaba que la evidencia arqueológica que conectaba al autor del Génesis al II milenio aC podría apuntar igualmente al I milenio y que las tradiciones orales no eran tan fácilmente recuperables como Gunkel y otros habían afirmado. Un tercer trabajo, "La fabricación del Pentateuco" (1987 de R.N. Whybray analizaba las asunciones que subyacían en el trabajo de Wellhausen y las consideró ilógicas y poco convincentes, mientras que William G. Dever atacó las bases filosóficas de la arqueología bíblica de Albrightean, argumentando que no era ni deseable ni posible usar la Biblia para interpretar los registros arqueológicos. Actualmente las teorías mayoritarias se pueden dividir en tres grupos:

  1. Revisiones del modelo documental de Wellhausen, de los que el modelo de Friedman es uno de los más conocidos.[1]
  2. Modelos fragmentarios, como el de R.N. Whybray, que ven la Torah como el producto de un único autor trabajando a partir de una multitud de pequeños fragmentos más que de extensas fuentes coherentes.[2]
  3. Modelos suplementarios como el de John Van Seter, que ve en el Génesis la adición gradual de material a lo largo de muchos siglos por muchos autores.[3]

Origen del nombre Génesis

El nombre griego proviene del contenido del libro: el origen del mundo, el género humano y el pueblo judío, la genealogía de toda la humanidad desde el comienzo de los tiempos. También "génesis" tiene el sentido de "prólogo", ya que la historia judía comienza propiamente con el Éxodo, del cual el Génesis es simplemente un prolegómeno. Este título aparece en la Versión de los Setenta o Septuaginta Griega. En hebreo, el libro se llama «Bere'schíth»: "En el Principio", que se toma de la primera palabra de la frase de apertura.

Según el Génesis, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Varios de los personajes de este libro son relevantes para el pueblo judío: Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José, por ejemplo.

División tradicional

Es costumbre de los judíos dividir el libro —al igual que el resto de los libros del Pentateuco— en doce parashiot o lecturas semanales, cada una de las cuales es leída cada semana en el ciclo anual de lecturas de la Torá.

Temas principales

Los temas básicos de los que se ocupa este libro son tres: la Promesa, la Elección y la Alianza. En esto no es original, ya que los tres se repiten a lo largo de toda la Torá, pero cada uno de ellos es dominante en distintas partes del Génesis.

En la historia primitiva las intenciones de Yahweh (Dios) se ven obstaculizadas por la infidelidad del Hombre. En la historia de Abraham la fe es abandonada, puesta a prueba y resulta victoriosa al final para ser restaurada completamente; quienes no la han perdido nunca se ven recompensados. En tiempos de Jacob se explica que la elección de Dios por el pueblo judío no persigue ningún fin espurio, sino que es generosa y desinteresada. Con José, por fin, la Providencia frustra los malos impulsos humanos y los dirige pacientemente para hacerlos cumplir, en última instancia, con los planes y objetivos del diseño divino.

Géneros literarios

El Génesis encaja exactamente en la definición de libro histórico bíblico, recordando siempre que el término "histórico" no debe entenderse en el sentido que se otorga a la historiografía moderna. Esto es especialmente cierto para los capítulos sobre los orígenes y para la historia de los patriarcas.

Pero el Génesis es también:

  • Historia de familia: una larga serie de biografías, cronologías y genealogías de antepasados que se centran en los acontecimientos familiares despreciando los hechos políticos o religiosos. No sigue la sucesión de gobiernos sino la de los parientes.
  • Historia popular: Suele detenerse en minucias argumentales que pueden interesar al pueblo llano y frecuentemente omite hechos que parecen esenciales a los historiadores modernos.
  • Historia religiosa: Todo lo narrado es visto bajo el criterio de que es consecuencia de la acción directa de Yahweh, el Dios único, que interviene incuestionablemente en todos y cada uno de los momentos decisivos. Además, todos los hechos se agrupan y se explican en función de postulados teológicos destinados a probar una u otra tesis religiosa.

A pesar de estas precisiones, el Génesis da toda la impresión de narrar -en la historia de los patriarcas- hechos que fueron o semejan ser reales, dando unas muy vívidas imágenes del origen y migraciones del pueblo hebreo, de sus raíces étnicas y lingüísticas y de sus estructuras morales, sociales y culturales.

Interpretaciones de la Creación del Mundo y el relato del Edén

Abraham presenta a Isaac en sacrificio.

Para muchos, los once primeros capítulos del Génesis merecen ser considerados aparte del resto, pues describen en una forma popular el origen y creación del mundo, el hombre y la vida en general. La gran mayoría de los cristianos consideran los primeros capítulos del Génesis como escritos simbólicos que no deben ser entendidos literalmente. Mientras que sólo unos pocos creen que son verdaderos e históricamente correctos.

Se han intentado hacer innumerables lecturas de los capítulos del Génesis. Entre ellas está la Kabbalah hebrea, la interpretación histórica, la alegórica (incluyendo una alegoría a la evolución del Universo (teoría del Big Bang) y la teoría de Darwin (teoría de la Evolución)), interpretaciones sacerdotales y místicas, y así la lista se extiende indefinidamente.

Muchos gustan resaltar una aparente contradicción entre la historia de la creación del mundo (primer capítulo del Génesis) y la historia de la creación del hombre en el Huerto del Edén (segundo capítulo del Génesis), la cual dio origen a la leyenda de Lilith (véase Leyendas del cristianismo). En el primer capítulo Dios crea primero a los animales, y entonces crea al hombre y a la mujer a su imagen, sin establecer ninguna prioridad entre ellos; pero en el segundo capítulo, en la creación del Huerto del Edén, muchos ven que Yahweh Elohim crea a Adán primero, luego a los animales y finalmente crea a Eva de una costilla de Adán, o de su costado según la traducción.

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Gn.1.27)

Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. (Gn.2.22)

La Biblia, (Antigua Versión Reyna-Valera 1909)

Para los creacionistas, el capítulo uno del Génesis presenta la semana de la creación, que culmina con la institución del día de reposo. Esa es la idea central de ese capítulo. Mientras que la idea principal del capítulo segundo es la institución del matrimonio, y se mencionan detalles concernientes a dicha institución. Todo el asunto de la aparente contradicción estriba en que en la Antigua Reina Valera, en el verso 19 del capítulo 2, se usa el pasado perfecto '"formó"' en vez del pasado pluscuamperfecto '"había formado"', dando al pasaje un sentido ambiguo.

Formó, pues, Dios de la tierra, toda bestia del campo, y toda ave de los cielos y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. (Gn.2.19)

En cuanto a la creación de Adán y Eva, el pasaje de Génesis 1: 27, no dice que fueron creados simultáneamente, sino que fueron creados en el mismo día. Por lo cual los creacionistas sostienen que el capítulo dos no contradice al primero, sino que sólo añade detalles no mencionados en el capítulo uno. Como por ejemplo; que antes de crear a la mujer, Dios trajo todas las criaturas ante Adán para que les pusiera nombre. Todo esto con un propósito mayor que la mera taxonomía de la fauna.

Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él. (Gn.2.18)

Según esta interpretación, Dios creó una mujer y se la dio a Adán. Él quiso que el hombre reconociera primero que algo le faltaba, y por eso le trajo todos los animales.

Y puso Adam nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo: mas para Adam no se halló ayuda idónea para él. (Gn.2.20)

Adán vio que había león y leona, carnero y oveja. Pero para el varón ('ish') no había una varona o hembra ('ìsha').[4]

Y Dios hizo caer sueño sobre Adan, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; Y de la costilla Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adan: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Esta será llamada Varona ('Isha'), porque del varón fue tomada. (Gn.2.21-23)

Esta aparente contradicción entre los capítulos uno y dos del Génesis han sido excusados con la llamada hipótesis documentaria, la cual sostiene que ambos capítulos del Génesis provienen de dos fuentes distintas. El capítulo 1 sería de origen sacerdotal, mientras que el capítulo 2 sería de origen yavista; y que ambos versiones fueron unidos después y añadidas el Génesis. Ambas tradiciones, la sacerdotal y la yavista, son posteriores a Moisés, lo que pondría el producto final en una fecha muy posterior, en el llamado Periodo Intertestamentario.

Algunos exégetas proponen que el primer capítulo del Génesis sea estudiado, desde el punto de vista de la tradición sacerdotal, como un escrito surgido después de la deportación a Babilonia, cuando el judaísmo se cimentaba más como una religión que como una nación en particular, y cuyo propósito sería también reforzar la idea del sábado como día sagrado de descanso, además por supuesto de dejar claro que toda la creación, incluido el hombre, son obra de Elohim.

Por otra parte, estos mismos investigadores proponen al segundo capítulo del Génesis como un escrito mucho más antiguo, de la época de los reyes en Israel, el cual vendría a ser un lamento en el que la situación sedentaria y civilizada centrada en ciudades del reino conllevaba también injusticias, pobreza y marginación, pues para ellos el relato del segundo capítulo del Génesis parecería ensalzar los valores del nomadismo y de la cercanía con Yahweh provenientes de la vida en el desierto.

Mientras que para los creacionistas, como ya mencionamos, tal contradicción no existe, debido a que en el capítulo uno del libro se expone un resumen global de la creación, mientras que en el segundo, se detalla el primero: Mientras que el primero se anuncia que Dios creó al hombre y a la mujer, en el segundo se detalla cómo se realizó.

Relación entre el génesis Bíblico y el génesis Sumerio

Al analizar la Mitología sumeria y relacionadas (sumerios acadios y babilonios, así como los asirios), en tablillas con historias de origen sumerio como el Enuma Elish, se pueden encontrar puntos u origen en común, o influencia con la historia bíblica del Génesis.

  • Según la mitología Sumeria, la diosa Ki creó con la costilla de Enki una diosa llamada Nin-ti ("mujer de la costilla"). (Paralelismos con la historia de Eva).[5]
  • Enki creó a los seres humanos y un lugar donde el hombre podía vivir sin miedo a los animales, un lugar sin terror; pero posteriormente Enki descubrió que los humanos tenían un comportamiento inadecuado, y por ello los expulsó de este paraíso.(Paralelismos con la historia del Jardín del Edén).
  • También se menciona las disputas de dos dioses, la diosa del grano llamada Ashnan y la diosa del ganado llamada Lahar. Un problema similar se menciona entre Emesh y Enten que estaban encargados de la vegetación, bosques y campos, y el otro de las cosechas y la agricultura y de los animales y el ganado, los cuales tuvieron una gran disputa (Paralelismos con la historia de Abel y Caín).